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Osikán es un vivero de creación, investigación y acción en el que artistas, especialistas, activistas y comunidades conviven. Un vivero de encuentros y de participación que imagina estrategias de lo sensible para potenciar diálogos críticos, reparar heridas sociales en nuestros contextos de vida y de trabajo hoy. Activamos la creación con el deseo de poner las manos en la tierra. La germinación de aprendizajes colectivos, proyectos curatoriales, alianzas, pensamiento crítico, deambulaciones y delirios.  El origen y la trayectoria más visible de Osikán se sitúa en Cuba, en un contexto de artistas que trabajan de manera crítica en los márgenes y las periferias de las instituciones culturales estatales. En la actualidad, entre La Habana, Madrid y Montreal, Osikán Vivero de creación se expande a un tejido de alianzas con las diásporas cubanas y latinoamericanas en el mundo, en conexión con otras redes alternativas y circuitos internacionales. 

Líneas  de acción: 

Generar proyectos indisciplinares de creación artística, curatoriales, de mediación, prácticas en comunidades periféricas y marginalizadas. Visibilizar y acompañar procesos, artistas y modelos de gestión y de creación alternativos. Construir trabajo en redes, programas formativos, experiencias de intercambio, conectividad y aprendizajes colectivos.   

 

Desplazar el rol del artista y potenciar sus vínculos con lo comunitario desde una apuesta por un trabajo sensible. Construir un trabajo de pensamiento, creación de redes iberoamericanas y circuitos internacionales que conecte a creadores de diferentes contextos. Potenciar el diálogo entre artistas, especialistas de diferentes campos del saber con vecinos y vecinas de las comunidades periféricas en las que se trabaja y generar experiencias híbridas de gestión creativa a partir de la combinación de fondos públicos, fondos internacionales, economías solidarias, emprendimientos locales y otras iniciativas resultantes del estudio del terreno donde opere cada proyecto o acción.

 

Tejer alianzas con la diáspora cubana y latinoamericana, apostar por escenarios que trascienden las fronteras de lo nacional. En los dos últimos años hemos empezado a poner mayor énfasis en el trabajo de pensamiento, gestión, inserción social, construcción de redes locales y regionales, con integrantes en diferentes espacios: La Habana, Madrid y Montreal. ¿Cómo sostener un trabajo en esas condiciones? ¿Cómo los circuitos de colaboración, creación, los proyectos híbridos y transfronterizos pueden ser sostenibles? ¿Cómo repensar nuestra práctica y vínculos en los escenarios postpandémicos?

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